Diez años han pasado desde el fallecimiento del maestro de la alta costura italiana, pero el calce perfecto de sus diseños sigue dando que hablar en las grandes capitales de la moda.
Corría el año 1950 cuando se estrenaba Cronaca di un amore de Michelangelo Antonioni, una película italiana, caracterizada por su dramatismo y la vestimenta de los personajes, diseños de alta costura y con cortes perfectos. Estas fueron las primeras obras de Fausto Sarli o mejor llamado el “Zar de la moda italiana”.
Sesenta años más tarde, el 9 de diciembre de 2010, el mundo de la moda sufría la pérdida de uno de los pilares de la alta costura italiana. Una enfermedad pulmonar acababa con la vida de Sarli en el hospital de Roma.
Se cumple una década de su partida. Fausto Sarli tenía 83 años cuando un paro cardíaco le arrebató la vida. “Rodeado de familiares y colegas de la moda”, así lo anunciaba Carlos Alberto Terranova, quien trabajó con el modisto durante 20 años.
Para los diseñadores del mundo esta fue una gran pérdida. “Él tenía una capacidad de jugar con los volúmenes haciéndolos partes de la alta costura, sus obras novedosas se hicieron un lugar importante en el mundo de la moda”, comenta el diseñador chileno Israel Camus.
De Nápoles al Olimpo de la moda
Fausto Sarli o también conocido como el “escultor de la alta costura”, nació el 9 de mayo de 1927 en Nápoles, la misma región donde se encuentra el monte Vesubio, que destruyó Pompeya en el año 79.
Siempre estuvo ligado al diseño, puesto que su madre era modista, pero no fue hasta que se le dio la oportunidad de renovar la vestimenta de unas marionetas, que encontró su verdadera pasión. Más tarde, Jolanda, quien en unos años se convertiría en su esposa, le pidió que le hiciera un vestido para ir a misa, el cual lo creó con cortinas de algodón y sin medidas, siendo un real éxito.
Decidió trabajar como asistente de diseño en el cine, lo que le permitió a los 27 años ser premiado como joven talento por diseñadores de alta moda, para luego presentar su primera colección en el Palacio Pitti de Florencia. En 1958 abrió su primera casa de moda en Nápoles y algunos talleres en la Via Veneto de Roma, donde empezó a vestir a grandes celebridades, como Valentina Cortese y Liz Taylor.
Irrumpió la escena de la moda y a principios de los sesenta ya se encontraba diseñando vestuario para la cantante Mina y otros rostros de la televisión italiana. Sus calces perfectos y vestidos minimalistas hacían que las mujeres quedaran maravilladas de sus obras, permitiéndole llevar sus creaciones a Canadá, Estados Unidos y Japón. “Amo a la mujer hermosa y elegante”, decía Sarli en una entrevista, para el programa ruso “Algebra of fashion”, a mediados del 2009.
Su casa de moda se expandió considerablemente, su trabajo llegaba a gran parte del mundo por las impecables habilidades de sastrería con un toque artesanal pero elegantes. A finales del siglo XX, seguía creando diseños únicos e irrepetibles, e incluso le pedían restaurar guardarropas como el de la actriz Elonora Duse.
Fausto Sarli era tímido y reservado como Christian Dior, usaba pantalones de terciopelo negro como uniforme de trabajo, conocido por usar reglas antiguas de la costura, se orientaba hacia lo étnico y el arte. “Un diseñador apreciado por su originalidad, la alta calidad de sus creaciones, particular distinción personal y maestro de la sobriedad”, dijo Giorgio Napolitano, ex presidente de Italia, en un comunicado el 9 de diciembre de 2010.
Su legado sigue intacto. Actualmente gran parte de sus obras se pueden seguir viendo en museos de varias capitales de la moda, y sus colecciones aún son vendidas y homenajeadas en grandes pasarelas del mundo.
Comentarios