El 10 de diciembre se cumplen 75 años desde que la escritora chilena, Gabriela Mistral, ganó el Premio Nobel de Literatura. La ceremonia se desarrolló en El Palacio de los Conciertos, Suecia y el galardón fue entregado por el Rey Gustavo V.

Por Javiera Sánchez
“Hoy Suecia se vuelve hacia la lejana América para honrarla en uno de los muchos trabajadores de su cultura”. Este extracto corresponde a una de las frases del discurso que dijo la poeta en 1945, cuando la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura.
El 15 de noviembre de 1945, Mistral se encontraba en Brasil, escuchando la radio, cuando se enteró de la noticia del premio, “caí de rodillas frente al crucifijo que siempre me acompaña y bañada en lágrimas oré: ¡Jesucristo, haz merecedora de tan alto lauro a esta tu humilde hija!”, escribió. Al día siguiente, recibió un telegrama desde Europa con la invitación y confirmando el día de la ceremonia.
Tiempo atrás, la escritora se había desempeñado como pedagoga convalidando sus conocimientos ante la Escuela Normal n°1 de Santiago y obtuvo el título de Profesora de Estado, con lo que pudo ejercer la docencia en la educación secundaria. Esto le costó una rivalidad con sus colegas, ya que este título lo recibió mediante la convalidación y experiencia, sin haber asistido al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile.
Mistral pasó muchos años de su vida viviendo en el extranjero, donde era reconocida por sus obras y su rol en la educación a diferencia de Chile. Con respecto a esto, el Museo Gabriela Mistral, ubicado en la Región de Coquimbo, agregó que, “uno de los motivos puede ser por la resistencia con la que se mostró la academia nacional en reconocer sus escritos debido a su falta de estudios profesionales, por lo que nunca pudo recibirse como profesora formalista. Además, sus revolucionarias ideas para la época en cuanto a los conflictos de género que estaban a flor de piel en la sociedad chilena de aquella época. Pero gracias a la perseverancia y estrategia literaria que siguió la intelectual pudo recibir galardones y títulos recibidos que dieron paso a su reconocimiento y por tanto reconciliación con Chile”.
Gabriela se embarcó a Suecia un 18 de noviembre y luego tomó un tren con destino a Estocolmo. A la ceremonia asistieron más de tres mil invitados, entre ellos miembros de la familia real. A eso de las 17:00, la escritora llegó del brazo del secretario de la Academia de Letras donde se cantó el himno sueco y luego de un breve discurso, se presentaron a los premiados.
Cuando fue el turno de Gabriela Mistral, según el testimonio del escritor argentino Manuel Mujica Láinez, “los aplausos se hicieron más intensos, probablemente porque se trataba del primer escritor hispanoamericano que recibía el premio y la quinta mujer a quien se otorgaba esa recompensa”.

“Hoy Suecia se vuelve hacia la lejana América para honrarla en uno de los muchos trabajadores de su cultura. El espíritu universalista de Alfredo Nobel estaría contento de incluir en el radio de su obra protectora de la vida cultural al hemisferio sur del continente americano tan poco y tan mal conocido”, palabras de la poeta.
“Recuerdo la legión de profesores y maestros que muestran al extranjero sus escuelas sencillamente ejemplares y miro con leal amor hacia los otros miembros del pueblo sueco: campesinos, artesanos y obreros”. Para finalizar su discurso, la escritora agregó que, “Chile guardará la generosidad vuestra entre sus memorias más puras”. Mistral permaneció un mes en Suecia, donde se le rindieron toda clase de homenajes y luego continuó su viaje a Francia, Italia y Gran Bretaña, países que no visitaba desde antes de la guerra.
Kommentare